Los satélites naturales del Sistema Solar

Un satélite natural es un astro que se desplaza alrededor de otro, es decir, que orbita a su alrededor, y que lo acompaña en su movimiento de traslación, siendo su origen natural, para distinguirlo de los artificiales. Suelen conocerse como lunas cuando orbitan alrededor de planetas, por analogía con nuestro satélite.

Todos los planetas del sistema solar tienen satélites naturales, salvo Mercurio y Venus. El resto de los planetas se reparten los 205 satélites conocidos, aunque hay otros orbitando sobre planetas enanos y asteroides. Podemos encontrar una enorme variedad de formas, tamaños, densidades y órbitas entre los satélites naturales del sistema solar. Así, mientras Titán (satélite de Saturno) tiene un diámetro de 5150 km y un periodo orbital (tiempo que tarda en recorrer una órbita completa) de 15,95 días, Fobos solamente alcanza los 21 km de diámetro y tarda menos de un día, 7 horas y 26 minutos, en completar su órbita alrededor de Marte.

lalLuna, satelite natural de la Tierra

La Luna es el quinto satélite de mayor diámetro en nuestro sistema solar, con 3476 km, y el más grande en proporción al planeta sobre el que orbita. Etimológicamente, el término “luna” deriva de la raíz latina lūc-/lŭc- (brillar, iluminar), por lo tanto, significa “la que ilumina”. Está situada a unos 384 400 km de la Tierra, distancia que en astronomía se conoce como distancia lunar, aunque va variando a lo largo del recorrido de su órbita. Tarda 27,3 días en completar su periodo orbital, aunque pasan 29,5 días entre una luna nueva y la siguiente. Este desfase es debido al movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol.

La Luna se formó hace unos 4 520 millones de años, muy poco después que la Tierra, unos 30 millones de años. Aunque se han formulado distintas teorías para explicar su formación, la más aceptada es la teoría del gran impacto. Según esta teoría, un cuerpo celeste del tamaño de Marte (aproximadamente la mitad del diámetro terrestre), llamado Tea, colisionó con la Tierra durante los primeros estadios de su formación, cuando era básicamente roca y lava. Producto de este impacto, un anillo de escombros quedó orbitando alrededor de la Tierra para que, más tarde, por efecto de las fuerzas gravitatorias, se concentrara consolidando un único cuerpo esférico que dio lugar a la Luna. La energía liberada tras la colisión fue enorme, se calcula que algunas zonas de la Tierra elevaron su temperatura hasta los 10 000 grados centígrados, vaporizando billones de toneladas de material.

Esta teoría, sin embargo, tiene algunas lagunas. La gran mayoría de rocas lunares que han sido estudiadas mantienen una estructura con proporciones isotópicas prácticamente idénticas a las rocas terrestres y muy diferentes a las rocas del resto del sistema solar. Según la teoría del gran impacto, la Luna estaría formada en gran medida por materiales de Tea, de modo que los resultados de estos estudios isotópicos no encajan con la teoría. Para intentar aportar una solución a este problema se han propuesto otras teorías, como la fusión de dos planetas que mantiene que tanto la Luna como la Tierra se formaron tras la colisión de dos planetas, o la teoría de los impactos múltiples, según la cual la Luna se formó a partir de los materiales desprendidos de la Tierra durante una lluvia de meteoritos que se prolongó durante varios millones de años.

Otros satélites del sistema solar:

Aunque la mayoría de los satélites naturales del sistema solar orbitan alrededor de planetas, podemos encontrar algunos en planetas enanos, como Plutón, Makemake o Eris, y en asteroides.

Satélites de Marte

los satelites de marte:: Phobos y Demos

Marte cuenta únicamente con dos satélites naturales, Fobos y Deimos, con un diámetro medio aproximado de 21 y 12 km, respectivamente. Ambos mantienen órbitas muy cercanas a Marte, 0.31 días de periodo orbital para el primero de ellos y 1.26 para el segundo.

Esto, unido a su pequeño tamaño, ha llevado a pensar a los astrofísicos que son dos asteroides capturados por la fuerza gravitatoria del planeta. Los dos satélites son muy irregulares y están formados, fundamentalmente, por rocas ricas en carbono.

En Deimos se ha detectado la presencia de hielo, en Fobos aún no, aunque no se descarta, ya que, por sus condiciones físicas y químicas, es posible que esté presente bajo la superficie.

Satélites de Júpiter

Satelites de Jupiter, Io y Ganimede

Actualmente, se conocen 79 satélites naturales orbitando alrededor de Júpiter. De ellos, cuatro tienen un tamaño muy superior al resto: Ío (3643 km de diámetro), Europa (3122 km), Ganímedes (5262 km) y Calisto (con 4821 km de diámetro). Los cuatro fueron descubiertos en 1610 por Galileo Galilei, por este motivo se los conoce como satélites galileanos.

  • Ío, el más interior y más denso de los cuatro, es de naturaleza volcánica, debido al calentamiento provocado por el efecto marea de Júpiter y su vecino Europa.
  • Calisto se caracteriza por presentar la mayor cantidad de cráteres, en proporción a su superficie, de todos los cuerpos celestes en el sistema solar.
  • Ganímedes es el satélite natural de mayor tamaño en el sistema solar y el único con campo magnético. Su superficie está compuesta por silicatos y una capa de hielo que flota sobre un manto que podría contener agua líquida. Este satélite mantiene algunas semejanzas con la Tierra, corteza dividida en placas tectónicas, presencia de cordilleras y ríos de lava solidificados, etc.
  • Europa está cubierta por una gruesa capa de hielo bajo la cual no conocemos con certeza qué se esconde. Algunos astrofísicos piensan que puede haber océanos de agua líquida, lo que abriría la posibilidad de que pudiera albergar vida.

Satélites de Saturno

Satelites de Saturno: Rea y Titan

Saturno cuenta con 82 satélites naturales descritos, aunque el número total es incierto, ya que existen gran cantidad de cuerpos orbitando alrededor del planeta. Los más grandes y mejor conocidos son: Titán, Encélado, Mimas, Hiperión, Tetis, Dione, Rea, Jápeto y Febe.

Los dos primeros de esta lista son los más interesantes, Titán presenta una atmósfera rica en metano (como la antigua atmósfera que cubría la Tierra) y en Encélado hay evidencias de la presencia de agua líquida bajo la superficie del satélite.

Satélites de Saturno

Los 27 satélites naturales conocidos en Urano son los de menor densidad entre los gigantes gaseosos. El de mayor tamaño, Titania, tiene una masa que corresponde al 4,8 % de la Luna, sin embargo, su radio alcanza los 789 km, algo menos de la mitad que nuestro satélite.

Satélites de Neptuno

Se conocen 14 satélites de Neptuno. La mayoría de ellos no alcanzan los 200 km de diámetro y se especula con la posibilidad de que sean restos de una luna de mayor tamaño desintegrada. Tritón, con 2700 km de diámetro, es el más grande de los satélites de Neptuno. Tiene un tamaño y aspecto parecidos a Plutón (hoy en día considerado planeta enano)

Los satélites naturales del sistema solar esconden gran cantidad de misterios. No sabemos cuántos serán exactamente, ya que se siguen descubriendo satélites nuevos cada poco tiempo. Aunque se han publicado muchas teorías, no tenemos certezas sobre su génesis. Algunos podrían contener agua líquida y, tal vez, vida. En la exploración del sistema solar, los satélites mantienen su protagonismo y nuestro interés.